¿Te cuesta trabajo identificar tus prioridades?
¡A mí también! ¡Me ha pasado muchas veces y en distintos contextos! He intentado hacer demasiadas cosas en poco tiempo, lo que me ha dificultado identificar qué es realmente importante. Solía confundir la relevancia de mis proyectos, lo que me impedía avanzar en aquello que realmente quería lograr. Si te has sentido así, o si en este momento estás experimentando algo similar, ¡este post es para ti!
Tener múltiples situaciones frente a ti y no saber cuál atender primero es uno de los dilemas más comunes en la vida moderna.
No se trata solo de aprovechar el tiempo, sino también de experimentar la satisfacción personal de avanzar hacia nuestras metas y cumplir con nuestras expectativas.
Existen muchas herramientas diseñadas para ayudar a priorizar tareas y actividades. Por ejemplo, podrías utilizar los *4 cuadrantes de Covey*, que están diseñados para potenciar la productividad personal más allá de una simple lista de pendientes. Esta herramienta ha tenido una amplia difusión y es mencionada frecuentemente en sitios web y libros especializados.
Un primer intento
Hace algunos años, esta herramienta era uno de mis principales recursos para organizarme y aprovechar mi tiempo. ¡Me ayudó mucho a enfocar mis actividades! Sin embargo, al mirar atrás, me doy cuenta de que en aquel entonces me costaba trabajo identificar la relevancia dentro de cada cuadrante. Clasificar las tareas en términos de urgencia me resultaba sencillo porque me conectaba con lo inmediato, y eso era una gran ventaja.
Sin embargo, con el tiempo me he dado cuenta de que una adecuada priorización de actividades requiere, antes que una organización eficiente del tiempo, un paso previo: ¡necesitamos instaurar un "filtro de relevancia" conectado a nuestras metas y aspiraciones personales!
Déjame explicarme. Cuando trabajaba con los cuadrantes y me encontraba de buen humor y con suficiente energía para enfrentar los retos cotidianos, todo fluía. Pero si lo hacía con bajos niveles de motivación o ante una situación complicada que "drenaba" mi atención, la priorización se volvía un desafío. A pesar de haber agradecido el uso de los 4 cuadrantes, descubrí que necesitaba algo más.
Incluir las emociones y los anhelos
Nuestros estados de ánimo son cambiantes, y los retos cotidianos pueden ser enormemente agotadores, lo que influye en la planificación de nuestras jornadas.
¡Me di cuenta de que necesitaba algo más que me ayudara a definir prioridades en momentos de enojo, frustración o agotamiento!
Al ampliar mi perspectiva y reconocer la influencia de las emociones en la planificación, descubrí una especie de "energía de reserva", un motor interno que podía acompañar el proceso de priorización. Encontré lo que buscaba cuando me confronté con mis anhelos personales y profesionales, y cómo estas aspiraciones, más allá de simples deseos, transformaban mi manera de observar y evaluar las tareas diarias.
Me percaté de un “principio operativo”: ¡mis anhelos son una puerta de entrada a los estados afectivos que me ayudan a realizar una planificación más precisa! Reconocer que cada tarea, en mayor o menor medida, está vinculada a una meta particular me permitió priorizar incluso en los momentos más difíciles o complicados.
Mi mejor recomendación es que reflexiones y descubras cómo cada una de tus actividades está conectada a tus metas personales y profesionales.
Si solo vemos las tareas como pequeños ladrillos que debemos apilar, podríamos sentirnos abrumados sin saber cuál poner primero, ya que todos nos parecerían iguales. En cambio, si reflexionamos desde nuestros anhelos y comprendemos el sentido de lo que hacemos, será mucho más fácil priorizar y enfocar nuestra atención para alcanzar nuestras metas.
Nos leemos pronto.