Existe, y es necesario afirmarlo, un liderazgo con una marcada veta formativa.
Considero que se empieza a tomar mayor conciencia de esto cuando el líder comprende que no necesita más seguidores, sino nuevos líderes dispuestos a tomar la estafeta y continuar de manera creativa dentro de las organizaciones.
También es importante señalar que el liderazgo no es eterno en cuanto a rol y función.
Hoy somos líderes, pero sería ingenuo pensar que lo seremos per secula seculorum. El ejercicio del liderazgo es solo un momento en el tiempo, un instante en la vida. Como diría el Rey Poeta: "no para siempre, solo un poco aquí". Es un tiempo limitado, en el que debemos descifrar cómo seguir liderándonos a nosotros mismos, para, desde esa base, atrevernos a liderar a los demás.
No existe formación de liderazgo sin conversación. En el diálogo prolongamos y conectamos las oportunidades de desarrollo y crecimiento que identificamos, descubrimos y exploramos.
¿Cuántas buenas conversaciones he tenido con los líderes que me han formado?
Debo decir, sin falsa modestia, que me faltan dedos para contarlas. Al reflexionar sobre esto, me doy cuenta de lo afortunado que he sido; en mi trayectoria, he encontrado líderes que han sido mucho más que jefes. Ellos me han proyectado, y hoy en día siguen influyendo en mi vida a través del recuerdo, ayudándome a modelar mi propio liderazgo. Supieron exigir lo mejor de mí, construyeron relaciones significativas desde las cuales potenciaron tanto mi desarrollo como el suyo, en pro de los objetivos compartidos.
Con el tiempo, he descubierto que estos diálogos no son simplemente conversaciones aisladas, sino que, desde la consciencia en la acción, existe la oportunidad de canalizarlos como herramientas para el desarrollo integral de la persona. A esto se le denomina "conversación de desarrollo".
En el ámbito del management, una conversación de desarrollo se define como un tipo de diálogo estructurado entre un líder y un colaborador, cuyo propósito es proporcionar retroalimentación integral enfocada en el crecimiento personal y profesional. Este prototipo de feedback no solo aborda el desempeño actual, sino que también explora las metas a largo plazo, identifica oportunidades de mejora y desarrollo, y fomenta la autoconciencia y la responsabilidad.
La conversación de desarrollo es continua y bidireccional, centrada en el potencial del colaborador, integrando aspectos técnicos, emocionales y actitudinales, con el fin de alinear los objetivos individuales con los organizacionales y fortalecer el liderazgo autónomo.
En esta etapa de mi vida, he tenido que crear mi propio estilo de diálogo, tanto con mis colaboradores como con algunos alumnos, en un programa educativo en el que he participado tanto como diseñador de la propuesta como profesor de habilidades de acompañamiento.
¡Ha sido todo un reto!
Conscientemente he buscado ideas e intuiciones de autores especializados en este aspecto del desarrollo. ¡He encontrado cosas maravillosas!
He descubierto no solo el potencial que ofrece una conversación de este tipo, sino también la trascendencia de su significado para una cultura organizacional en formación o en proceso de consolidación.
Hoy he sentado las bases, pero en mi próxima entrega, dirigida a mis suscriptores de pago, compartiré la herramienta que he desarrollado para fomentar el crecimiento de las personas a través del diálogo.
¡Nos leemos pronto!