Todos tenemos personas, cosas y situaciones que preferimos sobre otras personas, cosas y situaciones. Solemos pensar que en lo que más nos importa está siempre puesta nuestra atención, disposición y el mayor tiempo posible.
¡Te sorprendería saber que el tiempo que le dedicas a lo que importa puede ser realmente breve, escaso y esporádico!
He ahí una incómoda verdad. Deja te cuento un poco más sobre esto.
Lo que decimos puede ser distinto a lo que hacemos
Que algo o alguien nos importe en el «discurso» o «narrativa» que construimos para explicarnos a nosotros mismos lo que ocurre, no significa que tenga siempre prioridad en nuestra agenda de actividades. Conozco mucha gente que suele decir que su familia es lo más importante en la vida, pero el tiempo que le dedica a cada uno de los miembros de su hogar, es sorpresivamente insignificante.
Podríamos pensar que dedicar tiempo a alguien, o algo que nos interesa, es no siempre estar con esa persona o en medio de ese interés. Pues las personas que he descrito arriba podrían decir que mientras trabajan, en la ardua jornada del día solo tienen en mente a las personas importantes para ellos, pero es una realidad que al volver a casa prefieren «descansar» que compartir el tiempo, que puede ser poco en efecto pero bien aprovechado, con las personas que aman.
He ahí una disyuntiva que desgasta a la propia persona, no ser congruente en lo que se dice y en lo que se hace suele afectarnos a nosotros mismos de modo directo aunque no seamos plenamente conscientes de ello.
Todos podemos tener contradicciones
No es que mi intención de hoy sea ser dramático y hacerte sentir mal al descubrir que lo que te importa a veces es lo último en tu lista de pendientes. Quiero ayudarte a descubrir que todos tenemos esas contradicciones y que en nosotros está, también es importante recalcarlo, la solución a esta situación.
Yo también he dicho que algo es importante para mí, pero mis palabras a veces no se acompañan con acciones y conductas claras para evidenciar esa relevancia que suelo dar en mi expresión verbal.
Y la solución que he podido dar a esta contradicción ha sido en primer lugar, reconocerla, en segundo lugar identificarla en profundidad y, en tercer lugar, realizar acciones que me permitan reconciliar lo que digo y lo que hago.
No siempre habrá de lograrse, no al 100%, pero creo que podemos encontrar en la necesidad de congruencia un objetivo de crecimiento personal.
¿Qué podemos hacer para ganar congruencia?
1. RECONOCE LA CONTRADICCIÓN MÁS EVIDENTE A PARTIR DE UNA PROFUNDA REFLEXIÓN PERSONAL
Enlista tus prioridades, se sugiere un listado no mayor de 10 ítems.
Considera si en tu últimos días, estas prioridades han sido, en términos de tiempo dedicado, lo más relevante para ti. Revisa para ello tu agenda, tu listado de pendientes y actividades más reciente, o emplea para ello cualquier otro recurso de registro que tengas disponible.
2. IDENTIFICA TU REALIDAD
Para ello te propongo un ejercicio de observación y registro.
Con tu lista de prioridades, lleva un récord de tiempo en cada uno de tus días de la semana. ¡Puedes empezar hoy mismo!
Puede servirte hacer un balance de tu día por la noche. Registrando tus principales actividades. Por ejemplo: “hoy dediqué 30 minutos a la lectura de un libro que me interesa terminar, o bien, realicé mi rutina diaria de 90 minutos de ejercicio”.
Este será un registro únicamente de observación. No será necesario hacer ninguna corrección o cambio. Queremos ganar profundidad en la realidad de tu día a día. Este récord personal, en el que ayuda ser muy realista con los tiempos, será la materia prima para el siguiente paso.
3. GENERA UN PLAN DE ACCIÓN
Gana conciencia. Con tu agenda de semanas anteriores y con tu semana de registro y observación, escribe junto a tu lista de prioridades el tiempo promedio que has venido brindando a cada uno de los ítems de tu lista.
Responde honestamente las siguientes preguntas:
¿Qué has encontrado que sea de relevancia en tu reflexión?
¿Cuáles prioridades sí están representadas con tiempo significativo?
¿Qué prioridades tienen menor tiempo que otras?
¿Hay algo o alquien debe entrar o salir en tu lista?
Concentra la mira en lo que harás:
Piensa en lo general. ¿Qué podrías hacer, en la distribución de tu tiempo para la próxima semana, para lograr que tus prioridades sean efectivamente los temas a los que dedicas más tiempo?
Piensa en lo específico. Elige una de las prioridades en concreto y genera tres acciones sencillas que puedes realizar para dar mayor relevancia en tu agenda.
Observa durante una nueva semana el funcionamiento de esas tres acciones que has considerado.
Deseo que estas ideas puedan marcar una diferencia efectiva en tu vida. Pongamos atención e intención en lo que hacemos.
Nos leemos pronto.