¿Es posible planificar y aprovechar los beneficios del descanso?
Prácticas recomendaciones para lograr las mejores vacaciones de tu vida
En días pasados mi buen amigo Rulo Rodríguez me invitó a compartir con sus suscriptores en Increase&Grow, sin lugar a dudas el mejor espacio de generación de contenido para Marketing Educativo y Comunicación Institucional, algunas recomendaciones para los líderes educativos que se encuentran a la puerta del verano y con la posibilidad, después de dos años de vorágine, de disfrutar de un merecido periodo vacacional.
En esa entrevista que se planteará en formato podcast, y que se compartirá pronto, los líderes educativos podrán encontrar valiosas recomendaciones y prácticas sugerencias para tener las mejores vacaciones de su vida a partir de una perspectiva de organización personal y self-management.
Al terminar mi conversación con Rulo, me dí cuenta que algunas de las respuestas que preparé para ese diálogo también podrían ser útiles para otros profesionistas y para aquellas personas dispuestas a encontrar algunos días de remanso ante el ritmo descomunal del día a día.
Si tú que ahora me lees tendrás algunos días de vacaciones en este inminente verano, te conviene revisar lo que viene a continuación. Si tendrás vacaciones más tarde en el año, dependiendo de tu ciclo de actividad y sector profesional, también conviene que las revises ahora, pero seguramente será necesario que las refresques antes de iniciar tus días de asueto y descanso.
¡Comencemos!
Evalúa tu perspectiva sobre el descanso
Debemos incluir conscientemente el descanso, y sus múltiples beneficios, en nuestra rutina cotidiana. ¡Sí!, ¡sé que no es nada fácil! Yo también lucho, de forma constante, por abrirle espacio en una agenda apretada. Pero creo sin embargo, que el principal obstáculo es una barrera interna confeccionada por creencias equivocadas, que muchos podemos albergar en lo profundo de nuestra consciencia. Creencias que podríamos sintetizar en dos extremos, igual de riesgosos en la búsqueda de un descanso equilibrado.
Por un lado, podemos creer que el descanso es una especie de ocio prologando e insimismado que nos impide realizar cualquier tipo de actividad. La reducción a considerar que descansar es “no hacer nada” y dejar que el tiempo se consuma, mientas distraemos la mente con cuanto entretenimiento sea posible hacer desfilar delante de nuestros ojos. Paradójicamente, esta vía de inacción, suele agotarnos más, en lo físico y en lo mental, que la actividad cotidiana. Muchos llegan más cansados a la semana por el fin de semana, cuando debería ser al contrario.
Por otro lado, y a lo mejor como consecuencia del primer extremo, ante el descanso así concebido, aparece la “pausa culpable”, la consideración de que el descanso atrasa y es el enemigo número 1 de la productividad. Entonces no descansamos porque sentimos que “perdemos el tiempo”, y ya que “no hacer nada” parece cansarnos más que la actividad cotidiana preferimos conscientemente postergarlo. ¡Conozco personas, más de las que te imaginas, que les gusta acumular días de vacaciones y luego su problema más serio es que estas jornadas se pierden si no se ocupan, generando un agobio sobre el agobio!
Si quieres planificar las mejores vacaciones de tu vida este verano, es conveniente que te atrevas a evaluar cuál es tu verdadera creencia sobre el descanso, más allá de pensar que es necesario, porque lo es, debemos establecer el sentido y la finalidad del auténtico descanso de manera consciente en tu reflexión.
Pensemos para ello en algo concreto. Si necesitamos descanso, asumimos que existe un estado previo: ¡el cansancio! Y este es resultado del esfuerzo, la concentración, la dedicación, la actividad cotidiana en general que nos envuelve mientras avanzamos en la vida y en la profesión. ¡Si hemos agotado nuestras reservas de energía física y mental, y si ademas de todo, no poseemos hábitos de autocuidado, el descanso no se revela como una opción sino como una necesidad humana de primer orden!
El descanso es necesario entonces para hacer un alto, no condenado a ser permanente, bajar el ritmo, más no apagarlo completamente, para entonces reponer fuerzas y ganar perspectiva. El auténtico descanso puede lograrse con un cambio planificado de actividad, con una variación significativa de la rutina que, aunque suene paradójico , crea una nueva rutina dentro de la pausa que permite justo una nueva manera de mirar nuestra vida cotidiana.
El descanso auténtico permite que yo en cuanto persona:
Recupere fuerzas físicas y mentales,
Trabaje a favor de mi salud en un balance entre mente y cuerpo.
Gestione mis tiempos y actividades de un modo claramente diverso al día a día de mi vida,
Reconecte mi perspectiva reconociendo y orientando mi actividad a partir del sentido y propósito de vida,
Brinde “mantenimiento” y atención a las relaciones interpersonales más significativas (pareja, familia, amistades)
Genere nuevas perspectivas para garantizar mi desarrollo personal, familiar y profesional
Evita tres errores estratégicos de modo consciente
Sé que vas a volver a decirme que no es fácil, y que se dice muy sencillo pero que para transformarlo en realidad se exige mucho de nosotros; y entonces te diré, para cerrar la discusión, que ambos tenemos razón. Yo en que el descanso es mucho más que el ocio o la pausa culpable, y tú en que obtener un cambio de perspectiva efectivamente requerirá de nosotros mucho esfuerzo y conquista personal.
Ya que estamos de acuerdo, conviene mirar ahora tres errores comunes que cometemos cuando queremos planificar el tiempo libre de nuestro descanso o vacaciones. Describamos estas situaciones para poder prevenirlas en nuestra conducta consciente. Las vacaciones y el tiempo de descansa fracasan porque:
No planificamos ni organizamos el tiempo y las actividades que realizaremos. Esperamos a que las vacaciones lleguen, para que, ya instalados en el segundo día, después de un maratón intensivo de series y películas en la primera jornada, y después de un mal desayuno, nos permitamos ponernos a pensar qué haremos con “tanto tiempo por delante”. ¡Organicemos de manera previa el descanso, las vacaciones y el tiempo libre y podremos sacar más provecho! ¡Asumamos que el descanso es una gran inversión y como tal exige estrategia!
Caemos, ante la mala experiencia de ciclos de descanso fracasados, en la tentación polarizante de las actividades minimalistas o de la sobrecarga de actividad en la apretada agenda de los días libres. Nos preocupa nuestro desempeño y carecemos de confianza inteligente en nosotros mismos, por ello o nos exigimos poco o se nos pasa la mano. ¡Aprendamos a balancear el tipo de actividad durante el descanso y las vacaciones; incorporemos la lógica de objetivos o grandes logros en cada jornada, construyamos un objetivo alcanzable para el periodo vacacional que viviremos!
No considerar opciones. Pensar que siempre existe un único prototipo de actividades para el descanso. ¡Preparemos un repertorio de opciones posibles de actividad, incluso con una preparación remota al descanso! (la listas de lugares por conocer, platillos por probar, vino por paladear, pueden ser sumamente útiles). Tener una “cartera” de proyectos vacacionales o de descanso. Algún viaje ideal, algún lugar añorado, poner a trabajar la mente para provocar la creatividad.
Configura tiempos y actividades
Genera un borrador de agenda para las vacaciones que incluya ciertas variables, ya sea si vas de viaje o si permaneces en tu ciudad; entre muchas otras, te propongo las siguientes para comenzar con un verdadero proceso de planificación efectivo de tu descanso:
Dedica momentos de tiempo de modo exclusivo a tu persona, a tu pareja, a tus hijos y a tus amistades. “Esto haré conmigo, esto haré con mi pareja, esto con mis hijos, y esto con mis amistades”. Puede ser cierto momento del día, o puede ser un día entero, si tienes varios por delante.
Incluye tu hobby o tu pasión, aquellas cosas que te fascina realizar.
Elige, dependiendo tu personalidad, incluir actividades de conexión artística (pintura, lectura, escultura, teatro, danza, etc), o actividades deportivas (ya sea como ejercicio o como espectador), o actividades recreativas (paseos al aire libre, juegos de mesa, actividades manuales, etc), incluso, actividades dentro de casa (reparaciones, reacomodo de habitaciones, pintura, etc) si es que no has salido de viaje.
Mejora intencional de tus rituales ligados al autocuidado. Incrementar un poco las horas de sueño, tratar de tomar más agua, comer más balanceado, caminar un poco más, disminuir la comida chatarra. Favorecer tu persona de modo integral.
Incluye la perspectiva espiritual. Dependiendo de la practica religiosa que tengas, o no, abrir tiempo en la agenda para reconocer el ámbito trascendente que supera la reducción material puede ser un modo muy gratificante de descansar. Por ejemplo, en mi caso, incrementar la oración y la meditación desde la perspectiva cristiana.
Momentos de reflexión respecto la “vuelta a la actividad”; introspección para preparar el regreso a la rutina cotidiana. Acompañate para esto siempre, de algún cuaderno o dispositivo que te permitan “bajar” del mundo de las ideas aquellos pensamientos y descubrimientos que no debes olvidar.
Desconectar la mente…¡y el móvil!
Sin duda, un gran tema para poder tener unas vacaciones inolvidables, tiene que ver con aprender a dejar los pendientes y las preocupaciones del trabajo en una especie de paréntesis intencional en la atención. Ya te escucho decir que eso tampoco es fácil. Pero podemos lograrlo si generamos una ruta remota de preparación a las vacaciones, que, entre otros aspectos, deberá tomar en cuenta lo siguiente:
Preparar al equipo que diriges, o a tus colaboradores, para tu ausencia. Esto es dejar la menor cantidad de pendientes y temas “abiertos” sobre la mesa. Aprender a delegar, ejerciendo una confianza inteligente, o bien estableciendo acuerdos y alianzas con tus colaboradores más cercanos para evitar que los asuntos vinculados a tu responsabilidad y tu área queden “sueltos” sin mayor seguimiento mientras te encuentras fuera de actividad. Saber que hay alguien a cargo y que puede responder ante imprevistos debiera provocar una mayor tranquilidad. Esto de fondo, implica renunciar voluntariamente al pensamiento peligroso de que “nada puede girar adecuadamente sin mí”, y aprender que los equipos y las organizaciones deben funcionar adecuadamente aún ante la ausencia de quien encabeza o dirige los trabajos.
Desarrollar, dentro de la rutina cotidiana, hábitos de autocuidado, no solo en la casa sino también en la oficina, que te permitan una adecuada gestión emocional ante pendientes, urgencias e imprevistos. Aprender a no tensionarte o presionarte más de la cuenta. Muchas veces nosotros mismos somos quienes creamos emergencias que, si acudimos al contraste con la realidad, suelen no ser tan catastróficas como la mal manejada ansiedad parece sugerirnos.
Iniciar, como hemos dicho, de forma anticipada, la preparación de las vacaciones y el descanso, para que en el último día de tu actividad profesional, puedas tener claridad del panorama al que te diriges y del que, un día después de unos cuantos momentos extraordinarios, volverás para dar continuidad a tu tarea y función principal. El pensamiento que puede ayudar podrías ser más o menos como este: “Dejo esta rutina, para descansar, recuperar fuerzas, en esta actividad o viaje__________ y volver con mayor entusiasmo a este mismo espacio y así poder continuar logrando objetivos y metas concretas”. Como suele decirse: “viajar, es regresar”, y debemos tenerlo claro en el horizonte.
Establecer, como parte de la delegación de tu ausencia en tu equipo o en tus colaboradores, reglas claras de contacto ante situaciones no calculadas que pudieran presentarse. ¿Cómo contactarte si el peor de los escenarios posibles se hace presente y tu experiencia y conocimiento puede ser una ventaja para el equipo? Establece en qué situaciones sí y en cuáles no, fija una serie de parámetros y establece un puente. Esto incluye calcular, no con afán de certeza, qué tipo de escenarios provocarían una “vuelta anticipada del descanso” ante emergencia definida. Tener preparado un plan de “evacuación” del descanso, por si fuera necesario, nos deja listos para responder en el momento preciso y suele desconectar nuestra mente. Si algo sucede, ya sabremos cómo reaccionaremos y lo que deberemos hacer. La preocupación debe disminuirse.
Estos puntos anteriores permitirán que no te encuentres consultando el teléfono celular cada 5 minutos;: es parte del auténtico descanso el que también puedas provocar conscientemente un receso del entorno digital y de la puerta de entrada del mismo que es tu móvil. Dependiendo de la actividad profesional, podrías asignar tiempo, dentro de la rutina de descanso, para alguna conexión estratégica o para el seguimiento de un tema que no puede descansar como tal, por ejemplo pagos o decisiones financieras que debes autorizar para que los procesos no se detengan. Si es el caso, ahí hay un punto para definir una regla de contacto con tus colaboradores que debería estar informada desde el inicio, tanto con tu equipo como con tu pareja o familia de manera anticipada en la negociación del tiempo libre.
Aquí te doy un tip. Suelo cancelar la sincronización automática de mi correo electrónico laboral durante mis vacaciones, previa firma de advertencia de ausencia brindando puentes de contacto con mi equipo a aquellas personas que me buscan o necesitan algo de mí; y, también, mediante avisos de ausencia en mi WhatsApp personal, hacer saber a mis contactos que no me encuentro disponible y que es probable que no me reporte de inmediato. Sé, con esto, que a mi vuelta de actividad, deberé dedicar los primeros instantes a “ponerme al día”.
Deseo sinceramente que estas recomendaciones, puestas en práctica mediante tu creatividad y disposición, te permitan tener las mejores vacaciones de verano de tu vida.
¡Disfruta al máximo y convierte los momentos inolvidables en experiencias que puedas tener presentes para enfrentar nuevos desafíos en el camino de la vida!
¡Hasta pronto y hasta siempre!