Quienes disfrutamos del trabajo, sin importar el sector en el que nos desempeñemos, a menudo nos sentimos atraídos por la "eterna amplitud de los proyectos". Este fenómeno se refiere a la fascinación por dar forma a ideas geniales que, aunque surgen en momentos especiales, no logran transformar la realidad inmediata que nos rodea. ¡Creamos mil y una formas de concretar esos momentos de lucidez, que curiosamente nunca llegan a materializarse!
¡Gran idea pero poca capacidad de llevarla a la práctica! ¿Les ha pasado, estimados lectores? A mí también. Con este texto, quiero ordenar mis pensamientos y no dejar pasar las oportunidades que se me presentan, y creo que puedo aportar dos movimientos concretos que, desde el autoconocimiento, nos ayuden a dar forma a los sueños, a los anhelos, a las aspiraciones de nuestra posibilidad.
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