Hablemos sobre la determinación de tu voluntad personal frente a la posibilidad de lograr aquello que te propones; no solo como remedio a la postergación, sino como oportunidad de encuentro con el sentido de vida.
Explora conmigo tres alternativas referidas a la actitud con la que te plantas frente a tu vida personal.
1. Situarse desde la posibilidad
Has ganado claridad en tu objetivo. Tienes fijado un rumbo; has visualizado un horizonte y un contexto que rodea, reforzando su significado, lo que podría ocurrir si logras aquello que emprenderás o realizarás.
Te experimentas como “conectado” con la vida, con tu propósito. Desde ese punto de partida encuentras, desde este día 1, la fuerza de tu posibilidad. Estás bien plantado en ella.
Has encontrado un tanque de combustible puro que moviliza tu perspectiva. Te acompañará a lo largo del camino, brindándote la motivación suficiente para resistir obstáculos e imprimir velocidad.
Sé que suena ideal. Pero conozco muchas personas en este escenario, y es cierto que para algunos, la clarividencia de su propósito pareciera haberse dado “solita”. Otros, han trabajado mucho en su desarrollo personal para dominar este escenario. Quiero decirte hoy que sé que esto puede darse.
La obra que está la persona por protagonizar, promete considerablemente. Y muchos se disponen a verla.
2. En busca de la posibilidad
Para otras personas, caminar por la vida puede ser mucho más tortuoso. No se sabe bien a dónde se va.
Un paso en esta dirección, regreso y nueva elección. Se va y se viene. Y es que podríamos decir que se prueba una alternativa, pero se permanece poco en ella; al no experimentar mucho avance, se vuelve uno sobre sus propios pasos con una experiencia difícil de deglutir.
Hay sin embargo, y a pesar de todo, la convicción de continuar al frente. Y esa perseverancia, a la larga podría actuar como catalizador cuando la actitud de la persona cambia y está dispuesta al aprendizaje. De repente, en el ir y venir, aparece la fuerza de la posibilidad y todo puede verse con mayor claridad.
El caminar en una dirección se hará más constante, y la permanencia en las elecciones se hará de forma más decisiva. Se va dejando, conscientemente, el segundo escenario y se ponen los pies sobre el primero.
La obra que la persona realizará aparece como un argumento digno de visualizarse. Otros experimentarán, por lo menos, curiosidad frente a este cartel que, de repente, se revela como prometedor.
3. Negarse conscientemente a la posibilidad
Pero hay un tercer escenario que hoy quiero traer a tu reflexión. No es fácil hablar de él, pues muchos de nosotros hemos estado ahí y solemos permanecer más de la cuenta.
Este escenario se vive como un desierto en el que uno mismo está en un letargo de impotencia, molestia personal y con otros por no _“haber logrado nada de lo que ni siquiera hemos querido lograr”_ ; en este escenario nada nos conecta. Nuestra actitud está en huelga.
Nada mueve, nada inspira, nada desafía.
Es esa sensación de no quererse levantar de la cama en una mañana fría, llevada al extremo pensando que es mejor lo que se tiene ahora, por poco que sea, que lo que podría tenerse.
Es la decisión contradictoria de no querer que se termine el café de la taza, aunque se haya enfriado hace horas, pero continuamos tomándolo a regañadientes.
No hay programa, el escenario está vacío. La persona ha tomado un asiento en la butaca, justo abajo de la escalinata; ha decidido que otros protagonicen la vida que solamente observará. Lo “curioso” es que no hay otros interesados; como no hay programa, no hay audiencia.
Somos seres humanos no máquinas de cálculo
Conectar con la fuerza de tu posibilidad, la confianza interna de que puedes emprender y lograr un rumbo definido para alcanzar un objetivo concreto en tu vida, o un racimo de ellos, es una clave de madurez y disposición personal frente al crecimiento y el desarrollo de nuestro carácter.
Ninguno de los escenarios asegura el éxito. Ninguno es un cheque en blanco. Hay muchas cosas que no dependen de nosotros, variables que nos apoyan o nos obstaculizan el rumbo. Aprender a vivir es en cierta forma situarse en la fuerza de la posibilidad, como un bastón que uno prefiere para el camino sinuoso en la montaña, para sortear los inconvenientes y aprovechar las oportunidades que durante el trayecto se presenten.
La claridad sobre el proyecto de vida y los objetivos personales que uno busca al realizar, día a día, el cometido de vida deben brindarnos una perspectiva de aprendizaje y adaptación en cada uno de los vericuetos del camino que recorremos.
Vamos a ver al mago, al mágico mago de OZ
Para Dorothy y compañía el panorama parecía sencillo, en la historia clásica de Frank L. Baum: ¡Seguir el camino amarillo! Y sin embargo, en no pocas veces lo abandonaron para después retomarlo.
En ocasiones, al dejar el sendero indicado aparecieron felices oportunidades, como el encuentro con el hombre de hojalata; en otros momentos, abandonar el camino representó incluso la posibilidad inminente del fracaso y la imposibilidad de alcanzar el objetivo perseguido.
_“Vamos a ver al mago”_, añada el lector aquí la tonada célebre, se presentaba como un recordatorio constante para una cuadrilla de buscadores de fuerza en la posibilidad de su caminar.
La analogía es interesante. Tres personajes acompañan a la niña pequeña y a su mascota por la tierra, en ocasiones inhóspita, de Oz. Un espantapájaros que se reconoce tonto y quiere encontrar la posibilidad de contar con un cerebro; un hombre de hojalata que no tiene corazón y desea encontrar alguno que le permita lidiar con un mundo de emociones que lo inundan y entones lo oxidan, y un león cobarde que desea tener valor que le nazca desde dentro para afrontar el desafío de su vida.
Poco a poco, y cada uno a su manera, pasan del tercer escenario al primero a lo largo de la historia; van desde la negación a conectarse con la posibilidad de cambiar y mejorar. Lo curioso es cómo cambia su actitud, incluso al encontrarse con el mago y descubrir su terrible secreto. Ante el desánimo, aparece un nuevo reto que nuestros personajes, visualizan como continuación de la energía experimentada al caminar por los ladrillos amarillos, juntos, buscando la fuerza de su posibilidad.
¿Qué podemos aprender nosotros?
Ahora, ya casi al punto de la despedida, algunas preguntas de reflexión que buscan apoyarte a conectar con la fuerza de tu posibilidad.
¿En cuál de los tres escenarios te experimentas continuamente hoy en tu vida?
¿Qué podrías hacer para “capitalizar” la fuerza de tu posibilidad?
¿Necesitas, para mudar el escenario y continuar avanzando en tu vida, ser más inteligente o gestionar mejor tus emociones o simplemente ser más valiente?
¿Cuál frase o motivador podría ser un símil en tu vida del “vamos a ver al mago” de los personajes del cuento?
¿De qué color es el camino que persigues y cuál consideras hoy que es tu principal objetivo?
Suerte en el viaje, éxito en la ruta