Reflexionando sobre mi práctica profesional, en cuanto coach dialógico en los últimos años, percibo que la introspección no es una mera posibilidad sino la herramienta prioritaria para orientarse de mejor manera en el desempeño de habilidades que permiten y facilitan este acompañamiento particular.
Por ello, ahora quisiera precisar, para brindar una referencia que sea útil a los lectores, tres claves para comprender de mejor manera desde dónde suelo aproximarme a esta herramienta de conversación, a modo de marco de referencia, de mi propia práctica.
El Coaching como una nueva perspectiva
El Coaching, llevado a cabo por un profesional y un cliente consciente y ocupado en mejorar su contexto y su actuar, produce una perspectiva para observar, dialogar e intervenir en la realidad de las personas. Cómo técnica precisa, permite observar las cosas que ocurren y nos afectan desde nuevos ángulos y buscando, en cada uno de ellos, el sentido que pueda conectar con una finalidad específica más (allá de solo lograr retos concretos en el corto plazo).
Abrir nuevos balcones, ventanas y puertas en nuestra percepción y comprensión de nosotros y de lo que nos rodea es un resultado directo de un buen proceso de Coaching.
El Coaching como una herramienta
En sí mismo, el Coaching se apoya en diversas herramientas que buscan la introspección y reflexión personal del cliente respecto un reto concreto o problema específico. Las herramientas que la técnica utiliza no son dogmas de fe, ni condiciones sine qua non de un extraño ritual a cumplir por ambas partes.
Son, y espero no contravenir a los expertos, un mero pretexto para iniciar y apoyar la conversación entre Coach y Cliente. La técnica de conversación, donde uno escucha con plena disposición y el otro también se escucha a sí mismo en reflejo del Coach, es de suyo la verdadera herramienta del proceso. Generar y practicar habilidades y capacidades comunicativas, brinda una herramienta personal de gran calado. Los diálogos internos que siempre ocurren, tanto en uno como en otro, una vez que se acude a un proceso de Coaching, pueden ser aprovechados del mejor modo. El Coaching brinda una poderosa herramienta para el autoconocimiento personal.
El Coaching como un encuentro
Participar en un proceso de Coaching implica estar dispuesto a vivir, junto con el apoyo y compañía del Coach, un viaje hacia dentro de nosotros mismos. No es solo interiorizar, sino que implica ser consciente de los recursos internos con los que uno cuenta para poder enfrentar aquellos desafíos que nuestra realidad en el momento que vivimos nos presenta. Pero no debe vivirse esta posibilidad solo para empoderarse sin tener en cuenta, de manera clara, las relaciones interpersonales que nos rodean y nos ayudan a dar una respuesta a las preguntas más importantes de nuestra vida. El viaje interior no tiene sentido si no produce un viaje de encuentro que nos permita ver de renovada y auténtica manera a nosotros mismos y a quienes nos rodean.
El Coaching permite modelar y trabajar un auténtico encuentro interpersonal. La invitación es que ese fruto, esa posibilidad de conectar con otra persona que, escuchando, se compromete con mi esfera de responsabilidad, pueda ser una nueva manera de encontrar lo que los demás tienen por brindarnos. El coaching debe ser un detonante a partir de la voluntad y decisión del cliente para encontrarse consigo mismo, con su coach, y con las personas en los diversos roles y sistemas dentro de los ámbitos que configuran su existencia.
Seguimos profundizando en estas ideas, muy pronto. Ahora, en el horizonte, un viaje familiar me aguarda.
¡Vamos en camino y hay que saberlo disfrutar! ¡Hasta pronto y hasta siempre!