Reto de posicionamiento (III)
Pautas para promover marca personal: atributos indispensables
Construir una estrategia de posicionamiento para tu marca personal, entendida como el sello profesional con el cual proyectes tus talentos, capacidades y aptitudes de manera de relevante en el ámbito profesional, no es una tarea superficial ni una simple moda pasajera.
Lograr adecuadamente este cometido requiere el diseño de una síntesis efectiva que, como hemos dicho, parta del autoconocimiento y de la reflexión consciente del valor agregado que puedes entregar, pero que incluya también la perspectiva de aquellos que te conocen y te recomiendan en cuanto profesionista eficaz.
En las últimas dos semanas, hemos comenzado en este espacio un acercamiento a diversas herramientas y elementos que te permitirán avanzar por este camino de preparación para tu proyección profesional. El día de hoy quiero poner a tu consideración una serie de variables que pueden indicar el rumbo de elaboración de la marca personal, pero antes de revisar una por una permíteme un recuento.
Capaz que estás llegando por primera vez a este espacio y conviene recuperes los pasos anteriores. O por el contrario, convendría para lo que revisaremos hoy, tener presente los antecedentes de este esfuerzo.
Hemos hablado en primer lugar del punto de partida, el autoconocimiento como paso inicial y necesario; revisa aquí el planteamiento detonante:
También hemos compartido un conjunto de preguntas, y un ejercicio para encararlas del mejor modo posible, obteniendo respuestas valiosas a modo de materia prima para la elaboración de la marca:
Si no quieres perderte ninguna de las entregas siguientes, toma un minuto y suscríbete, antes de continuar con la lectura.
Tiempo para una definición
Ante el camino recorrido me gustaría poder compartir una definición sencilla de la marca personal para explorar con detalle los atributos que la convierten en un gran instrumento para la trayectoria profesional.
Podemos definirla de la siguiente manera:
Asociación consciente e intencionada de valores, actitudes y características “amables” que un profesional busca posicionar, mediante una técnica de percepción definida, en posibles clientes/contratantes provocando “enganche” y aprecio por lo que representa su aportación, servicio o colaboración, para resolver una necesidad o problemática específica.
Sin lugar a dudas, la marca personal surge del cruce entre lo que tú dices conscientemente de ti, y de tu desempeño, y lo que los demás son capaces de percibir.
Entonces, la marca es una exigencia de coherencia entre lo que expresas y haces, y cómo esto que haces es percibido positivamente por quienes te rodean. No es un camino solo de ida, lo que decides proyectar, sino de vuelta, lo que otros alcanzan a descubrir en ti y cómo eso persuade o influye en su motivación de obtener tus servicios, productos o experiencia profesional.
¿Qué variables o aspectos debemos considerar para lograr una “técnica de percepción” adecuada a la proyección profesional? ¡Hablemos de sus componentes principales!
Atributos Indispensables
Identidad. Es necesario definirla. Asumir lo que sé es, lo que se tiene. Partir de lo que hay y dar espacio para considerar no solo la acción, sino la potencia de la misma. La marca debe revelar el presente de la identidad, pero debe dejar espacio a la proyección de la misma al futuro. Lo que ya se hace y lo que puede hacerse a través de los valores, convicciones y decisiones que explican del mejor modo quiénes somos. La guía más adecuada para definir la identidad es, como hemos dicho, el autoconocimiento.
Valor agregado. Es prioritario identificarlo. Es no solo una manera de sobresalir frente a otras propuestas profesionales parecidas, estudios similares por ejemplo, sino la manifestación precisa de la aportación de la identidad a la proyección profesional. Es un extra, no como siempre añadido, sino la esencia personal conectada a la capacidad y talento profesional. El valor agregado nos diferencia, pero trabaja también a nuestro favor en la relevancia que implica su traducción específica: la contribución única. Aquello que solo tú puedes aportar, tu modo particular de ser y entender el mundo y cómo eso influye en el desempeño profesional y laboral. La guía para identificarlo se nos presenta a través de la creatividad y la innovación, descubrir una necesidad específica y encontrar las manera única en que nosotros podríamos responder a dicho desafío.
Autenticidad. Es indispensable garantizarla. A nadie le gustan las copias; no hay persona que prefiera, si puede acceder a ello, la imitación por encima del original. Lo auténtico muestra lo único, lo magnifica. La autenticidad se obtiene cuando sintetizamos los dos primeros atributos: tu identidad y el valor que aportas. La guía para garantizar la autenticidad implica reflexionar en los valores que nos definen y en considerar cómo los presentamos y vinculamos a nuestra proyección profesional. Pero, si me lo permites, debemos ser un poco más exigentes. No solo los valores como aspiraciones, sino revelar de manera inteligente las virtudes personales por las cuales hemos sido capaces de “encarnar” los ideales en los que afirmamos anclar nuestra vida.
Confiabilidad. Es imperioso afianzarla. Nuestro ejercicio de percepción tiene que provocar el efecto de la decisión, en quien se relaciona con nosotros en cuanto marca personal, de otorgarnos su confianza, puesto que hemos posicionado la idea de que somos capaces de cumplir aquello que prometemos, por pequeño e insignificante que sea. Nuestra responsabilidad está implicada, nuestro compromiso es exigido por las circunstancias y no podemos negarnos a brindar un servicio de calidad y prescindir del efecto positivo que provoca. La guía para afianzar la confiabilidad es la definición e implementación de una política personal de servicio y entrega a la necesidad del cliente/contratante a través de lo que somos y aportamos.
Estrategia. Es ineludible confeccionarla. Para lograr una estrategia de impacto, en la presentación de nuestra marca personal, sí o sí debemos volvernos expertos en temas de “ejecución”, y para ello el self-management, y sus herramientas traducidas en ocasiones como soft-skills, vienen en nuestro auxilio. Debemos comprometernos a dedicar tiempo y talento al desarrollo de nuestra propia marca, ninguna otra persona, por mejor consultor que sea, podría desarrollar lo que podemos aportar si nosotros no asumimos el protagonismo que esto implica. La guía para confeccionar una estrategia es descubrir y aprovechar el impulso creativo de la marca para desarrollar de mejor modo nuestras habilidades de organización personal, planeación y manejo efectivo del tiempo.
Imagen. Es simplemente irremplazable.Debemos considerarla a fondo. Hemos dicho en las semanas previas que el ejercicio de la definición de la marca no debe reducirse a asuntos “cosméticos” como la rápida implementación de logotipo, colores y slogan; pero eso no quiere decir que estos elementos no aporten a la marca. Cuando hemos trabajado los atributos anteriores a fondo y a consciencia, la imagen adecuadamente considerada tendría que reflejar todo lo que esto implica. Es la imagen de la marca un ejercicio creativo que unifica y sintetiza, en una proyección gráfica, en primer lugar pero no única, lo que la marca es, ofrece y promete. Te decía que no solo debemos pensar en los elementos gráficos solamente, sino en cómo tu misma imagen personal, a través de la vestimenta elegida y el lenguaje corporal, proyecta lo que afirma a través de tu presencia y desenvolvimiento. Pensemos en nuestra presencia, y en los atributos gráficos a ella asociados, como el “empaque” de la marca personal. Estamos en la era del “unboxing”, el “empaque” que antes intrascendente ha tomado un relieve impresionante que no debemos dejar de lado. La guía adecuada para una imagen de impacto podemos encontrarla en la preparación de un brochure general, a manera de manual de identidad gráfica, una especie de folleto que defina la marca, y que cuenta con elementos gráficos que posicionan adecuadamente tu marca ante el espectador de la misma. Implicará, entre otros, la definición de los siguientes elementos: Foto profesional para CV y presencia digital, logotipo, colores, slogan, y una conceptualización de estos elementos aplicados a tus propios recursos profesionales (tarjeta de presentación analógica o digital, papelería, encabezados de redes sociales, sitios web, etc).
Crecimiento. Es apremiante provocarlo. La marca personal eficaz está llamada a expandir sus horizontes, y ello implica la definición y actualización constante de la misma. No es un ejercicio de una primera ocasión o una sola sentada; a lo largo del tiempo, la proyección de la marca implica mantenerla, pulirla, ampliarla, a la par del propio desarrollo de tu carrera profesional. La marca debe ir “cosechando” frutos que le permitan ir incrementando su valor y su posicionamiento. Pensemos, como ejemplo, en un proyecto digital que comienza con unos cuantos seguidores pero que, a través del valor del contenido que ofrece y la frecuencia en la que comparte, va incrementando nuevos contactos y personas interesadas en aquello que presenta. Si una marca personal, con el paso del tiempo no crece y se amplifica, probablemente debe someterse a un replanteamiento mayor. El ejercicio de posicionamiento implica ir comprobando con el paso del tiempo el incremento del impacto que obtiene a partir de la estrategia. Una vez definida la marca personal, debemos, para garantizar su sostenibilidad profesional, controlar y evaluar realmente los resultados que nos ofrece. Ir ajustando la maquinaria por el camino es el paso indispensable para llegar al destino que hemos visualizado. La guía sugerida es comprobar constantemente si la marca es útil para las personas a las que va dirigida y recabar, siempre que se pueda, las evidencias (testimonios, por ejemplo) de aquello que se concreta.
Relaciones y vínculos. Es urgente asegurarles. No existen las marcas aisladas. Pensemos en el ámbito comercial, toda buena marca está ligada, ¡oh sorpresa!, a otras marcas con adecuado desempeño y calidad. Esto que sucede en el contexto macro, sucede también en el ámbito más personal. La respuesta a la identidad, el primero de los atributos, implica reconocer también quiénes y cómo recorren el camino junto a nosotros. Si el ejercicio de la marca personal te aísla, es sin duda un mal ejercicio. El adecuado desarrollo de la marca debe “ampliar” y “profundizar” tus conexiones, detonar, sin miedos, tu capacidad extrovertida de acercarte a otras marcas personales y descubrir qué se puede crear en conjunto. La guía para asegurar las conexiones es tener una mirada con perspectiva de “networking” y asegurarte que caminas, en la senda de tu desarrollo profesional, de la mano de las personas que harán de ti una mejor persona y un gran profesional. Y esto, hay que decirlo, no debe nunca excluir a tus relaciones y vínculos mas cercarnos, por ejemplo, tu pareja o tu familia.
Narrativa. Es vital construirla. Este es probablemente el punto que más me apasiona en todo lo que he venido trabajando, alrededor de la marca personal, en los últimos años: ¡la marca debe narrar adecuadamente tu propia historia!, ¡es, sin duda, tu vida proyectada en el ámbito profesional y laboral! La historia que construyas, a la par de la edificación de tu propia marca, es sin duda, un ejercicio autobiográfico. Una manera de explicar tu existencia en el mundo, una forma de presentar aquello que puedes aportar. Y debemos ser creativos en la manera en que hablemos de nosotros mismos. Aunque mucho podemos decir, y volveremos sobre ello más adelante en este espacio, basta por ahora hacer referencia a una tentación recurrente: ¡contar la historia de la perfección de una marca personal y no de la vulnerabilidad de la misma! Hay quienes cuentan su historia desde la absoluta ventaja que la vida parece haberles dado inmerecidamente; hay quienes cuentan sus retos y sus desafíos, incluidos los momentos de angustia y desesperación, y cómo le han podido dar la vuelta. Soy más bien de este último estilo, y es el que recomiendo: ¡no cuentes tu historia como una presunción de tus triunfos, sino de los aprendizajes que los han hecho posibles y sobre todo, cómo, ese aprendizaje es el valor agregado de la marca! La guía para desarrollar la narrativa de la marca es aprender, y ejercitar, una metodología adecuada para desarrollar la historia. Hoy te recomiendo dos caminos, de los que seguramente hablaremos pronto, Storybrand de Donald Miller y/o Storynomics, de Robert McKee y Tom Gerace.
Visibilidad. Es oportuno provocarla. No sirve de nada una marca personal, adecuadamente confeccionada, resguardada de la vista de los demás. Si la hemos construido y definido es porque queremos que se muestre, se ponga en acción y nos genere beneficios. Por tanto, parecería el hilo negro pero no lo es, debemos llevarla con nosotros a todos lados. Hacerla notar en nuestras conversaciones personales y profesionales, mostrarla en nuestros recursos y elementos de presentación y proyección profesional. Sobre todo en esta época, la guía para provocarla es sin duda la manera más adecuada que puedas crear, con una visión de sostenibilidad, una presencia digital efectiva.
Volveremos a este tema en la próxima entrega, tratando de poner en un práctico esquema, cómo ir desarrollando los atributos que ahora hemos definido y puesto delante de nuestra reflexión.
¡Hasta pronto y hasta siempre!