En el mundo organizacional, los equipos de trabajo suelen enfrentarse a dos experiencias radicalmente distintas: la escasez y la abundancia. La escasez se manifiesta en la angustia por los recursos limitados, la presión por los resultados y la preocupación constante por lo que falta. La abundancia, en cambio, se vive como una energía expansiva de sentido y propósito, donde las capacidades individuales y del grupo en sí mismo considerado se potencian desde la confianza y la colaboración.
Desde la perspectiva de Ecosynomics, desarrollada por James Ritchie-Dunham del Instituto de Claridad Estratégica, los equipos que operan desde una experiencia de abundancia se enfocan en tres niveles de relación con la realidad:
Posibilidades: En lugar de centrarse en la carencia, estos equipos parten de una visión inspiradora de lo que pueden crear juntos.
Probabilidades: Transforman esa visión en estrategias y estructuras que permiten su concreción.
Hechos: Ejecutan con excelencia, conscientes de que la realidad no es estática, sino un campo de acción que pueden moldear.
Recientemente, tuve la fortuna de trabajar con un equipo que encarna esta filosofía. En un nuevo proyecto de formación y acompañamiento para organizaciones, encontré un grupo que, desde su madurez y experiencia, está apuntando a un escenario de desempeño superior. No solo buscan resultados efectivos, sino que también integran un sentido profundo en su labor, demostrando que es posible avanzar con alta exigencia sin caer en la trampa de la presión desmedida y el temor al fracaso.
Este tipo de encuentros reafirma una convicción fundamental en mi trayectoria como facilitador: a pesar de la incertidumbre y los desafíos de nuestra época, hay grandes procesos de desarrollo humano en marcha. Equipos como el que conocí nos recuerdan que el liderazgo, la comunicación y la mentoría no se tratan solo de optimizar procesos o cumplir objetivos, sino de crear espacios donde las personas puedan desplegar su potencial de manera plena y significativa.
Para aquellos que trabajan en liderazgo, coaching y acompañamiento organizacional, la pregunta clave es: ¿desde dónde planteamos proyectos de consultoría o de acompañamiento? ¿Desde la angustia de la escasez o desde la energía creadora de la abundancia? La respuesta a esta pregunta puede marcar la diferencia entre un grupo que sobrevive y uno que realmente trasciende y debe marcar el ritmo de quienes ofrecemos servicios de formación, capacitación y acompañamiento.
Nos leemos pronto.