Tres consejos de Churchill para líderes transformadores
Profundizar en la visión inspiradora
¿Influencia histórica motor para nuestra motivación?
Siempre he tenido un gusto especial por la historia. En cuanto materia escolar y como afición personal. La vida de grandes personajes, en diversas latitudes, frente a momentos o retos particulares suele proporcionarnos aprendizajes, reflexiones y valiosos análisis.
En la vida de personajes ilustres encontramos cierta influencia para animarnos a efectuar aquellas decisiones y/o proyectos que en ocasiones nos podemos sentir tentados a postergar. Es una aplicación práctica de un primer e intuitivo pensamiento: “si él o ella pudo, yo también podría”.
Desde luego que hay mucho más variables y consideraciones, pero es bien cierto que podemos encontrar estos “empujoncitos” a nuestra voluntad cuando nos topamos con historias particulares de hombres y mujeres que han sabido responder asertivamente a sus circunstancias.
Va mi espada en prenda
Me pasa algo similar ante la controvertida figura del Premier Inglés en época de la segunda guerra mundial. Sir Winston Churchill, a pesar de su tozudez y otros tantos defectos, supo ser el líder que su nación necesitaba en momentos convulsos.
Fue sin duda un buen líder para malos tiempos, que al encontrarse ante mejores épocas no supo continuar adecuadamente con su influencia política, e incluso cultural; también es bien cierto decir, que el liderazgo definitivo llegó a él con ya muchos años entrados que fueron, poco a poco, cobrándole factura y demeritando sus capacidades.
Mucho podríamos extraer del personaje, muy pronto destacaré también en este sitio algunas de sus cualidades como orador, pues en gran parte su liderazgo fue posible por la fuerza de sus palabras. Pero ahora, quisiera elaborar algunas reflexiones respecto algunas frases célebres que la posteridad ha tenido a bien atribuirle.
Tres consejos para Líderes Transformadores
“El problema de nuestra época consiste en que sus hombres no quieren ser útiles sino importantes”
Propongo al lector intercambiar la palabra “hombres” por “líderes”, para que quede más o menos así:
“El problema de nuestra época consiste en que sus líderes no quieren ser útiles sino influencers”
De esta modificación a una máxima de Churchill, podemos inferir entonces la necesidad de que el líder se asuma antes que otra cosa como servidor, como persona capaz de ser útil a otros y no solo aquél jefe que pregona y pontifica instrucciones. Trabajar desde el servicio, lo hemos comentado antes aquí, es no solo una opción sino una necesidad para el adecuado funcionamiento de cualquier organización o el éxito de los diversos proyectos en los que se participa.
“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”
En esta ocasión, también me atrevo a proponer un pequeño ajuste, un poco más “rimbombante” , con la idea de destacar la centralidad del pensamiento a largo plazo, característica requerida en alguien que mediante su liderazgo desea transformarse a sí mismo, a sus colaboradores, y a sus iniciativas:
“El jefe se convierte en líder cuando comienza a pensar en los talentos y capacidades de sus colaboradores, y en cómo desarrollarlos adecuadamente, antes que en los reportes, indicadores y resultados de los proyectos y metas en los que participa”
No olvidemos que si ponemos la mirada en la persona, la persona puede poner la mirada en los objetivos y en los proyectos. Esta es clave de acción para la madurez del siglo XXI y para el trazado de su recta final si deseamos que sea una época exitosa.
Y para cerrar la aportación de hoy, una última “perla” del férreo Churchill para los líderes deseosos de servir y transformar:
Las actitudes son más importantes que las aptitudes
No solo es aquello que conocemos o que solemos hacer bien, la diferencia estriba en cómo abordamos lo que nos ocurre. La respuesta que damos a lo que nos sucede sea el camino más válido, a veces el único posible, para construir y definir la influencia positiva que proyectamos hacia otros en la búsqueda de objetivos definidos.
Trabajemos en reconocer esta idea que puede orientar el desarrollo de nuestras capacidades de motivación e inspiración en el servicio de liderazgo que transforma:
Liderazgo no solo como habilidad sino como disposición del ánimo para convertir retos en posibilidades, desafíos en victorias. Fracasos en aprendizajes. He ahí la transformación más profunda.
P.d. Y como despedida no resistí la tentación de dejar una frase sobre las citas mismas:
Las citas, cuando quedan esculpidas en nuestra memoria, nos sugieren pensamientos originales; además, despiertan en nosotros el deseo de leer a los autores de los cuales han sido tomadas.
¡Nos encontramos de nueva cuenta pronto!