Atención y Concentración
La constancia es una virtud difícil de consolidar en la vida cotidiana. Es anhelada por todos, pero alcanzada por pocos. En diversos espacios y momentos he abordado el fenómeno de la procrastinación, el cual puede ser revisado en el la entrega anterior , pero hoy deseo profundizar para arrojar luz en medio de las sombras de distracción que parecen rodearnos.
Nuestra atención, caprichosa como la de un niño en una juguetería, nos conduce de un punto a otro, regresando luego para descubrir un nuevo espacio en el camino de vuelta al punto inicial. Nos movemos ágilmente, deleitándonos en el ir y venir, pero es un balanceo que a veces nos impide experimentar que vamos progresando en aquello que queremos alcanzar.
En un mundo donde los estímulos distractores están constantemente disponibles, y la tentación de la evasión hacia el entretenimiento se satisface con un simple clic, la complejidad se incrementa. Ganar en atención y capacidad de concentración marcará la diferencia en términos profesionales y en el futuro.
La era digital y el constante aumento de la conectividad, sumado al advenimiento del "internet de las cosas," y el bombardeo de notificaciones y necesidades digitales “imperiosas”, revolucionan nuestra conducta como personas en búsqueda de un mayor enfoque para lograr objetivos.
Aquí te comparto mi receta para mantener la atención en lo que realmente importa:
Planificar tus semanas y días, estableciendo metas generales y objetivos específicos. Estos deben ser la brújula de nuestra atención, revisándolos diariamente. Yo personalmente, aunque he empleado muchas herramientas para mejorar mi eficiencia, en este momento estoy trabajando con el “Bullet Journal” y he tenido buenos resultados. Si quieres conocer más sobre esta metodología, te dejo este enlace:
Desarrollar un ritual diario en tu ámbito profesional (revisar metas y objetivos puede ser una gran manera de iniciar o concluir el día). Construir rutinas definidas para momentos específicos te permitirá identificar esos momentos "cotidianos" en tu agenda para organizar tareas susceptibles de ser ordenadas.
Dejar para "mañana" lo que no esté directamente relacionado con tus metas y objetivos. Cambiar la atención de una tarea a otra debería ser una señal de reflexión para lograr mayor estabilidad en tu acción diaria.
Evaluar el rendimiento: identificar qué metas se logran con facilidad y cuáles presentan obstáculos. Analizar qué obstaculiza la proyección y la actividad cotidiana, buscando la causa de la postergación o la falta de realización.
Recuerda:
Es importante no juzgarte duramente si no cumples al cien por ciento con lo mencionado. Auto-flagelarte por no cumplir solo te hará perder tiempo. Aceptar nuestra tendencia a la distracción es el primer paso para corregirla. En lugar de ser tu peor juez, sé tu mejor motivador. Actúa rápidamente y aprovecha las desventajas para capitalizarlas a tu favor.
Aprovechar o desperdiciar tu tiempo, mejorar o permanecer igual está, paradójicamente, en tus manos. El clic que debes dar está en tu propósito de vida. ¿Qué esperas? Si decides hacerlo, hoy puede ser el primer día de una vida más equilibrada.
¡Nos leemos pronto!